martes, septiembre 21, 2010

¡Se come las eses!

Esto es parte del diálogo que tuvieron Juanita, maestra de tercer grado y Agustina, mamá de Pablo:

- Buen día señora Perez, gracias por venir.

- Buen día, Juanita. Digame, ¿por qué me citó? ¿Qué pasa con Pablito?

- Le comento: Pablito omite las eses...

- ¡¿QUE PABLITO SE COME LAS ESES?!

- Si, es un caso raro emp...

- ¡Esto es inaudito! Eso en casa no lo hace. Seguro que es por una mala influencia, nosotros, mi marido y yo, no somos grandes literatos, pero los dos tenemos formación universitaria. En casa tenemos libros, leí el Código da vinci completito; sin omitir ninguna página. Comprendo que quizás no fomentamos la lectura lo suficiente, pero hay otras cosas en la vida aparte de la lengua, sin ir más lejos mi marido es contador y yo soy bioquímica. Tiene que ser acá, en esta escuela, tiene que tener un mal ejemplo. ¿Juanita usted no se come las eses verdad? No, claro que no, usted es maestra. Pero quizás algun amiguito menos acomodado. ¡Mirá vos! Uno lo manda a una escuela privada pensando que deja a su hijo en manos de gente bien y mirá con lo que se encuent...

Juanita se mordió el labio nerviosamente y le extendió el cuaderno de Pablito. Agustina leyó:

Marte* 15 de *eptiembre, día de *ol

El perro corre.

El gato ronronea.

El *apo *alta.

El pájaro vuela.

- ¡Ah!- dijo Agustina- ¡Omite las eses!- se puso colorada a más no poder. Nunca había estado más avergonzada.

- Sí- dijo Juanita- . Como le decía, empezó el martes pasado. Calculo que es una broma, algo para pasar el tiempo. Hable con él por favor.

- Si, claro. Gracias Juanita. Y disculpeme por lo que le dije.

- No hay problema, dijo Juanita con una sonrisa poco convincente.

Agustina se fue caminando por el pasillo. Bajó la escalera, salió del colegio y subió al auto. Como suele ocurrir habitualmente con la gente que habla demasiado, la tierra no la tragó.  

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