- me: Estás a 5.000 kilómetros y yo ni siquiera creo en las relaciones a distancia.
Se le escapó una
lágrima. A diferencia de otras lágrimas esta era amarga, con sabor
a soledad. Abrió la ventana y encendió un cigarrillo mientras
esperaba una respuesta en el chat. Acarició a su gato que le
agradeció con un mordisco suave y juguetón. Recién eran las 10 AM
en Bogotá y su día ya había terminado. La música dejó de brotar
de la computadora y se sobresaltó. La pantalla de su ordenador
estaba apagada, entonces intentó prender el televisor. Se dio cuenta
del milagro: no había luz, tampoco conexión a internet. Sonrió,
tomó su bicicleta y salió a la calle. Fin de la discusión.