Sentía la garganta seca. Era la
primera vez que se encontraba con ella y no sabía qué decir. La
conversación cara a cara no era su fuerte. Él se especializaba en
encontrar en youtube la canción precisa para el momento justo y
mandarle el emoticon que la hiciera reír. Tenían muchos intereses
en común: libros, músicos, bandas, conciertos, películas. Pero ahí
sentados en aquel café parecían dos completos desconocidos que
acabaron en la misma mesa por puro azar.
Sabía todo acerca de ella. De hecho,
habían ido juntos a ver a La Bomba Estereo al Hard Rock Café sin
conocerse. Y ahora la tenía enfrente: podía sentir su perfume y
disfrutar de sus reflejos rojizos en el cabello oscuro. Sin mucho
esfuerzo podría haberla besado, como habían soñado tantas veces
por chat. Pero esa mesa era un abismo. Un abismo offline real y
concreto. Eso cambiaba todo.
El silencio se hacía insoportable,
pero sencillamente él no podía emitir palabra. ¿Qué le decía? Ya
sabía que los dos habían comprado sus entradas para ver a The Cure,
que ella quería ir a Estereo Picnic y que fácilmente la podría
haber invitado, sin embargo se sentía un tosco monolito perdido en
La Candelaria.
- Disculpame, pero me tengo que ir.
Me escribió una amiga pidiéndome ayuda para un parcial que tiene
mañana. No te enojás, ¿no?
- No, no. - Alcanzó a balbucear
mientras ella recogía sus cosas. - Chau.- dijo. Pero ella ya estaba
cruzando el umbral del cafecito.