Yo podía verla diáfana como un gato. Sobre todo cuando ella estaba
sentada hecha un ovillo en el sillón y permanecía silenciosa en el distante
mundo de su pasado. Hundida en el sofá, su falda siempre combinaba con la tela
roja del sillón fuera de color verde, fuera plateada o fuera morada. Como su
personalidad, su ropa tenía la capacidad camaleónica de los animales que se
confunden con el ambiente. También se confundía con su entorno, como muchas
chicas bonitas se pueden confundir: con un cigarrito en la boca roja, con un
cóctel en la mano decorada con pulseras, con lentes sin marco sobre la nariz
blanca y respingada.
Ya no recuerdo su voz. O sus palabras. Era una imagen de una
película que me acompañaba por las noches, su cuerpo macizo y flaco recostado
en el lado izquierdo de la cama. El cigarrillo colgaba de sus dedos. La ceniza
caía en las sábanas. La música sonaba de fondo y el silencio en su boca. Muchas
veces encontré nuestros diálogos en películas que vi después de que ella se
fuera de nuestra escena. Soñé nuestras conversaciones de boca de actrices, ahora
que la recuerdo y la olvido frente a la pantalla. Ahora que ya no sé si está
recostada a mi lado mientras cierro los ojos con fuerza para ver su cabello
rubio colgando sobre mi almohada.
La toalla azul huele a ella. Todavía está húmeda. Salí de la
ducha y encontré la toalla tendida sobre el lavabo. Cuando me sequé la cara
sentí su buqué a máscara de pestañas, crema humectante para piel seca,
cigarrillos negros y almendras. Y sentí deseos de probar el salado sabor de su
excitación con la lengua. La apoyé en la toalla y sentí con placer su sudor
ácido. En la habitación el televisor calló de repente y con el silencio mi
agitación viró en llanto. Yo sé que ella no volverá dije en voz alta para
consolarme. Caminé derrotada al dormitorio. Soy consciente de que ella jamás
vuelve atrás. Soy parte de su pasado, soy una película que no volverá a ver.
La pantalla del televisor está negra. No entiendo. No
entiendo cómo el enchufe pudo desconectarse mientras me duchaba. Dudo, quizás
lo desenchufé sin saberlo. Quizás ya no se qué hago y es ella la que maneja mi
cuerpo a la distancia. Necesito ver mi imagen en el espejo. Quizás, ahora soy
ella.