lunes, septiembre 13, 2010

Humedad

 “Llueve, la ropa va a quedar con olor a humedad”.
Brenda miraba por la ventana y pensaba en el momento en que Martín volviera a buscar su ropa. Miraba impaciente su celular como si el mensaje de texto pudiera materializarse frente a sus ojos gestado por el poder de su deseo: “Bren, cuando puedo pasar por casa a buscar las cosas y tomamos un café?, de Martín Cherniaski. Pero la lluvia se escurría frente al vidrio de su ventana y el celular no sonaba.
Recordó el roce de su pecho en la espalda, cuando dormían por las noches. Juntos, puros, intocables en su reino onírico, pletórico de luna y maullidos; soñando vagar eternamente por callejuelas solitarias, ebrios, fundidos en un abrazo de a dos. Sonó el celular. Mensaje de Martin Cherniaski: “Brenda, olvidate de mí. Tirá mis cosas, no voy a volver a casa”.
Obediente y sumisa, Brenda se dirigió al lavadero. Descolgó su ropa. Abrió la puerta del balcón y arrojó las prendas con toda su fuerza. Los calzoncillos flamearon indignos en caída libre desde el noveno piso. Sonó un celular. Mensaje de Brenda Cerutti: "Ok".
Por la mañana, una media luchaba por su vida pendiendo del alcantarillado. Un barrendero pasó con su escoba y se la llevó. La lluvia se arremolinaba frente a la ventana del balcón. Brenda dormía, pura, intocable en su reino onírico, pletórico de luna y calzoncillos voladores.  

2 comentarios: