jueves, septiembre 16, 2010

Ruinas Circulares

Cerró los ojos y abrió una puerta. Caminó a tientas unos pasos por la habitación en esa vieja casa sin sentido que había heredado y que estuviera deshabitada. Estaba débilmente iluminada y un gran ventanal cubierto de una gruesa tela decoraba el sitio de manera lúgubre y densa. Allí dentro, abriendo y cerrando puertas, había perdido la noción del tiempo y el espacio. Se preguntó cuántas piezas más hubiera en esa mansión de la que de niño escuchara a su hermano decir que era laberíntica. Cerró los ojos y abrió una puerta.  

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